El sistema eléctrico argentino
atraviesa una crisis creciente debido a los congelamientos tarifarios y la
aplicación de ajustes discrecionales, lo que ha reducido de manera
significativa las inversiones necesarias para su mantenimiento y expansión. La
empresa Transener, que opera el 85% del sistema de transporte eléctrico en alta
tensión, expuso esta problemática en la primera audiencia pública organizada
por el Ente Nacional Regulador de la Electricidad (ENRE) para discutir el nuevo
esquema tarifario.
Pablo Tarca, director general de
Transener, advirtió que en los últimos seis años solo se pudo ejecutar el 38%
de las inversiones requeridas. Como resultado, un 35% de las instalaciones se
encuentra al final de su vida útil, poniendo en riesgo la calidad del servicio
y la estabilidad del suministro eléctrico.
"Con los ingresos asignados no
hemos podido realizar el 62% de las inversiones necesarias", subrayó
Tarca, quien además señaló que el sistema de transporte se encuentra saturado.
Este desequilibrio entre demanda y capacidad instalada afecta la eficiencia y
genera costos adicionales para su operatividad.
La audiencia pública marca el
inicio de la revisión quinquenal de tarifas para el período 2025-2029, cuyo
objetivo es definir el nivel de inversión necesario para mejorar la
infraestructura y garantizar la sustentabilidad del sistema eléctrico.
Actualmente, Transener es controlada por Citelec, sociedad integrada en partes
iguales por Pampa Energía y la estatal Energía Argentina. El 47,36% restante de
las acciones se reparte entre la Anses y el mercado bursátil.
Desde 2002, la demanda eléctrica
aumentó un 117%, mientras que la capacidad de transporte solo creció un 54%,
incrementando la saturación y los costos operativos. La falta de actualización
tarifaria ha afectado directamente la inversión, en un contexto donde los
costos salariales y operativos han crecido considerablemente.
"Este sistema saturado
requiere un enfoque integral. Se necesita una tarifa adecuada para mantener los
equipos actuales y, a largo plazo, realizar ampliaciones que reduzcan los
costos de despacho, garanticen el suministro futuro y fomenten el desarrollo
productivo", destacó Tarca.
La crisis del sistema eléctrico
argentino refleja una problemática estructural que combina factores económicos
y regulatorios. Por un lado, la falta de ajuste tarifario ha restringido las
inversiones necesarias para modernizar la infraestructura. Por otro, la
creciente demanda supera la capacidad instalada, generando costos adicionales y
riesgos operativos.
El dato de que un 35% de las
instalaciones ha alcanzado el final de su vida útil es preocupante, ya que pone
en evidencia la urgencia de una política energética de largo plazo. La
saturación del sistema y el aumento de costos operativos dificultan el
mantenimiento, mientras que las restricciones presupuestarias limitan la
posibilidad de expansión.
El debate sobre la actualización
tarifaria será clave para determinar si el país puede recuperar la estabilidad
del servicio eléctrico. Sin inversiones sostenibles, el sistema podría
enfrentar fallas cada vez más frecuentes, afectando tanto a los usuarios residenciales
como a la industria y la producción.
El desafío radica en encontrar un
equilibrio entre una tarifa que permita la viabilidad del sistema sin afectar
gravemente el poder adquisitivo de los consumidores. La audiencia pública es
solo el primer paso de un proceso que definirá el futuro del sector eléctrico
en Argentina.