El Observatorio de Femicidios en Argentina “Adriana Marisel Zambrano” informó que, en lo que va de 2025, se registraron 55 femicidios y un femicidio vinculado de un varón adulto. Detrás de estas cifras, hay familias destruidas y un alarmante vacío en las políticas públicas para prevenir estos crímenes.
El informe reveló que el 59% de los
agresores eran parejas o exparejas de las víctimas y que el 68% de los crímenes
ocurrieron en el domicilio de la víctima o en la vivienda compartida con el
agresor, confirmando que el hogar sigue siendo el lugar más peligroso para
muchas mujeres. Chaco, Buenos Aires, Santa Fe y Mendoza encabezan la lista de
provincias con más casos registrados.
Los llamados al 911 por violencia
de género en la Ciudad de Buenos Aires representan el 30% de las denuncias
diarias, y la Oficina de Violencia Doméstica de la Corte Suprema registró un
aumento del 8% en la cantidad de personas asistidas en comparación con enero de
2024. En muchos de los casos, las víctimas habían denunciado previamente a sus
agresores o existían medidas cautelares que no evitaron el desenlace fatal.
Datos impactantes del informe:
·
10 víctimas habían realizado denuncias previas.
·
5 femicidas tenían medidas cautelares en su contra.
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7 femicidas eran miembros o exmiembros de fuerzas de
seguridad.
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3 víctimas presentaban indicios de abuso sexual.
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5 agresores se suicidaron tras cometer el crimen.
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5 víctimas fueron asesinadas en contextos vinculados
al narcotráfico.
La distribución por provincias
señala a Buenos Aires como la más afectada, con 24 femicidios, seguida de Santa
Fe (9), Mendoza (4) y Chaco (4). Sin embargo, la violencia de género es un
flagelo que atraviesa todo el país y que no distingue fronteras.
Desde La Casa del Encuentro
advierten que la eliminación de programas estatales de asistencia y prevención
agrava la situación, dejando a las víctimas en una vulnerabilidad extrema.
"La violencia de género es un problema de derechos humanos que requiere
políticas públicas efectivas. No podemos seguir lamentando muertes
evitables", alertaron desde la organización.
A pesar de la gravedad del
panorama, las organizaciones sociales continúan exigiendo medidas urgentes para
frenar esta epidemia de violencia. En un contexto donde las respuestas del
Estado parecen insuficientes, la sociedad civil se convierte en el último
refugio para muchas víctimas que buscan ayuda antes de convertirse en un número
más en las escalofriantes estadísticas.